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POEMA DE CALICANTO

I

El polívulo ha viajado durante muchos años
y es único conocedor de las oledas en cada país.
Otras aves son mortales y no muy difíciles de atrapar.

 En el mundo sólo existe un ejemplar de este espécimen
de plumaje blanco y plumaje azul
y es inatrapable, eterno;
sus lugares preferidos son las oledas:
oleajes de sombras que se mueven con el viento
en el corazón de todos los bosques.

El polívulo es el animal más bello y veloz
que se ha conocido
por la perfección de su vuelo y agilidad en sus reflejos
para esquivar ramas, y no dejar rastro de su nido,
cuando hastiado de un paisaje emigra a otro lugar.

En sus travesías alcanza alturas superiores a las de las águilas
y el movimiento de sus alas es tan suave como imperceptible.
Es el ave que ha servido tanto a la inspiración oriental primero,
y milenariamente después,
en varias naciones del mundo occidental.

Hacia 1490 se supo que su nueva ruta eran Las Indias
y en 1492 a lo lejos partieron los navíos
para iniciar  su búsqueda.   

 

II 

La mar fue vaso de estrellas
que se bebía el agua,
y en algunas mañanas,
piaje de gaviotas y chirriar de amarras
musicalizaron el infinito viaje de Indias.

Al tiempo; aquellas carabelas
de inmensidad marinera
eran navíos de desesperanza,
hojas en le viento sin llegar a tierra.

Sueños, lamentos,
y fondo en el océano,
son la antesala de la proa
asechada por un timón
que contempla los ocasos del infinito.

El sabor de la sal
es el pan de cada día
y el recuerdo de la tempestad,
el sol que curte la piel
en el vaivén de aquella sedienta herida.

Y el crepúsculo navío miró Guanahaní 

 

III

Volares de ave,
Navegares de hombre,
pero entre volar y navegar
no existe brecha
que separe al hombre de las aves.

 

IV

El predominio del color de su plumaje
era confuso con la blancura de las nubes,
sólo el azul terciopelo dio sombra a la mirada,
y así supo que los cernícalos y halcones
hacían realidad el presagio de Tupagualpa,
en tiempos de Huayna Cápac
y caían sobre la milenaria ave,
que indefensa vino abajo rompiendo los aires.
Fue la última vez que un polívulo
estuvo cerca de los hombres:

Aconteció en el Cuzco,
un día muy solemne,
que estando con gran quietud
y devoción en sus sacrificios,
repentinamente un pájaro de varios colores
se posó sobre el techo del templo mayor
y en voz alta que estremecía los corazones
les dijo claramente que se acabarían
sus ritos y ceremonias
y habría otro nuevo modo de vivir.

De aquí vinieron a decir los magos y hechiceros
que era cierta su ruina
y gente nueva se habría de enseñorear con ellos.

 

V

El terremoto es la tierra
lo que las infecciones al cuerpo.
Secáronse por días enteros los ríos
y muchos cerros vinieron abajo
mientras la mar iba fuera de sus términos comunes.

 

VI

Y estaba Motecuhzoma perplejo:
habláronle unos pescadores
de extraño pájaro nunca antes visto
que cruzó los cielos.

 

VII

Su hermana Papantzin también le contó
que en algún largo sueño,
mirando a la parte oriente,
al tiempo que el sol salía,
por las aguas de río arriba,
vió que venían unos navíos muy grandes
con muchas personas de otro traje diferente
del que ellos vestían y usaban; los ojos garzos
de color bermejo, con pendones en las manos
y capacetes en sus cabezas,
los cuales decían ser hijos del sol…

 

VIII 

Por ello Motecuhzoma
consultó lo anterior con Nezahualpilli:
…”Yo señor, os veo sin señorío
y que acaba en vos el reino mexicano
porque me da el corazón
que han de venir otros que a vos y a mí
y a todos
nos quiten nuestros señoríos”…

 

IX

Volares de ave
navegares de hombre
pero entre volar y navegar
no existe brecha
que separe al hombre de las aves.

 

X

La espada de una cruz
pasó a la tierra,
bebió la humedad sangrienta
y sobre el calicanto se edificó la piedra.

 

XI

Hoy navega el hombre,
navegan las aves;
vuela el hombre;
lo miran las aves;
muere el hombre:
por él,
muere el ave.